Es importante tener en cuenta los detalles de cuidados preventivos para el manejo adecuado de cualquier caso sospechoso. Esto ayuda al mantenimiento de la calidad de vida y el bienestar general. Por tanto, no sólo contienen los cuidados físicos sino también los psicológicos y sociales.
Las medidas de aislamiento, tratamiento sintomático y soporte son la base de su manejo. No existe agente antiviral para esta infección, aunque se ensayan fármacos usados para otros coronavirus, como el lopinavir-ritonavir y remdesivir. Los corticoides no son útiles y deben evitarse.
No es previsible una vacuna a corto plazo. Su transmisibilidad es muy alta, la transmisión es por contacto próximo, gotas respiratorias o manos contaminadas. Es probable una transmisión por superficies infectadas. Los coronavirus humanos persisten en metales, vidrio o plásticos más de 9 días. No se ha descartado un mecanismo fecal-oral. Es determinante la transmisión nosocomial, especialmente a los trabajadores sanitarios (41 y 29%, respectivamente).
Un factor trascendente es la posible transmisión desde sujetos asintomáticos. Los infectados asintomáticos son inquietantes, por su difícil identificación y aislamiento, aumentando las posibilidades de propagación. Es fundamental que todas las personas con síntomas sugestivos de COVID-19 se adhieran a las medidas básicas de prevención (manejo de la tos e higiene de manos). Como la detección de agentes biológicos no es fácil durante la atención sanitaria, e inicialmente es difícil establecer medidas preventivas concretas, debemos aplicar el «Principio de la Acción Preventiva». En los centros sanitarios se deben publicar alertas visuales en la entrada y en lugares estratégicos con instrucciones sobre higiene de manos y manejo de la tos en los idiomas apropiados. Estas medidas incluyen aislamiento en habitación individual, acceso restringido y mascarilla quirúrgica.
Además de precauciones estándar, las visitas adoptarán las de contacto y gotas antes de entrar a la habitación de casos sospechados o confirmados de COVID-1912. El profesional sanitario deberá portar bata (si no es impermeable y se prevén salpicaduras, añadir un delantal de plástico), mascarilla FFP3 de un solo uso según normativa europea EN149:2001 (equivalente americana, NIOSH N95), con especial hincapié en su uso correcto, guantes y protección ocular.
Aunque la transmisión aérea por aerosoles no ha sido demostrada se cree que podría ocurrir durante la realización de procedimientos invasivos del tracto respiratorio y si se generan aerosoles (inducción esputo, aerosolterapia, aspiración, broncoscopias, etc.). Se deberá minimizar el número de personas en la habitación, realizándose en lugares adecuadamente ventilados idealmente salas de presión negativa equipadas con filtración HEPA13 (del inglés High Efficiency Particulate Air) y usar calzas desechables. Las medidas de prevención son obligadas desde la sospecha del caso, especialmente la higiene de manos en los 5 momentos y antes y después de retirar la mascarilla. El material fungible debe ser de un solo uso y si necesita ser compartido entre pacientes, limpiado y desinfectado.
El personal de limpieza tiene que utilizar el mismo equipo de protección anteriormente descrito. El fungible que no sea factible limpiar y desinfectar se considerará residuo biosanitario clase III, como el resto de residuos.
Reducir el número de contactos que transmitan la enfermedad mediante la detección y el aislamiento de portadores, además del desarrollo de fármacos, vacunas y la educación a la población permitiría estar en condiciones de controlar o incluso erradicar la epidemia. Además, es necesario despejar dudas sobre el periodo de incubación real, el papel de los infectados asintomáticos, el número reproductivo definitivo o la eliminación de virus tras el cese de los síntomas.
La patogenicidad del COVID-19 es menor que la del SARS-CoV y la del MERS-CoV, y es posible una ralentización estacional de la epidemia, como influenza fuera del invierno. Sin embargo, podría aparecer una mutación del nuevo virus para adaptarse mejor al hombre y aumentar su virulencia (como ocurrió en el SARS)
De momento ambos parecen seguir un patrón similar, con la mayoría de pacientes no graves y con un mayor riesgo de mortalidad en mayores de 65 años, ̃ con comorbilidades o inmunodeprimidos. No parece transmitirse más rápido ni tener mayor mortalidad que la gripe. Hasta hace muy poco no se consideraba la existencia de una transmisión sostenida fuera de China, lo que de mantenerse, podría conducir a una contención de la extensión del virus, como ocurrió con el SARS. Sin embargo, las noticias recientes de casos de aparición múltiple y rápida en otras latitudes, como Corea del Sur e Italia no permiten descartar una expansión pandémica del virus. Muy pronto lo sabremos y nosotros siempre aconsejaremos adherirnos al principio básico de la acción preventiva.
David Peña-Otero, David Díaz-Pérez,
David de-la-Rosa-Carrillo y Salvador Bello-Dronda
Hospital Sierrallana, Servicio Cántabro de Salud, Torrelavega,
Cantabria, España
Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria,
Servicio Canario de Salud, Santa Cruz de Tenerife, Tenerife, España
Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, Barcelona, España
Servicio de Neumología, Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España
Área de Enfermería Respiratoria de la SEPAR
Área de Tuberculosis e Infecciones Respiratorias (TIR) de la SEPAR